Ha pasado que te extraño,
en los momentos más raros.
Cuando miro al cielo
y está nublado,
siento entre mis dedos
tu espacio y tu cansancio.
Cuando ni la noche cabe
entre tus venas y mis labios,
me pregunto si es carne
o ausencia lo que nos damos.
Cuando nos oscurece tanto,
que se nos desaparecen los propios ojos,
olvidamos que existimos,
y entonces descanso.
Nos hemos olvidado tanto,
que sin poseernos nos dejamos.
Y así, abrazados, uno de la nostalgia del otro,
nos perdemos para no encontrarnos.