No dije adiós entonces.
No lo necesitaba.
No de ti, ni de mí,
ni de lo que era contigo.
Ese día, no los quise:
ni el final, ni tu olvido.
Decidí mejor,
cargarme tu recuerdo a la espalda
y dejar que se me clavará,
admito, más de lo debido.
Te quise ayer.
Te quiero hoy.
Pero no quiero que sea así mañana.
Aún me levanto de la cama
y te preparo café.
Aún me acuesto,
y aunque cierro los ojos,
te espero en la madrugada.
Con los días he aprendido a extrañarte,
a reconocer que seguimos juntos.
No sé por qué, pero lo sé.
Aún no es tiempo,
aún no puedo,
aún no…