-Lo único que deseo es no verte.
Así, con un aullido,
Jorge se despide y se pierde.
Sus pensamientos se atragantan,
uno muerde al otro,
al brazo, la mejilla,
a los propios dientes.
-No, no fui yo quien se acostó con otro.
Niega y se reniega: se hiere.
Un golpe contra el cristal,
ya nada podría doler, pero duele.
Los ojos de Jorge no lloran, sangra.
los revienta la presión,
las palabras que por vergüenza: callan.
-¡Hasta aquí llegamos!
Jorge miente y lo sabe.
Regresará después de dos días,
a esos brazos,
que no son suyos,
ni del otro.
Mañana irá por sus cosas,
al estar ahí peleará por otras,
con suerte se quedará otro año.
-Adiós.
Una lágrima nace y
antes de caer,
un suspiro la atrapa.
Metro Portales / 17:40 h.