La soledad siempre está aquí,
desierta y cruda en el silencio.
Bajo los párpados,
con la boca abierta:
hambrienta.
A veces, no pocas veces,
se le encuentra sentada a la mesa.
Cortando algún recuerdo:
remordiéndolo.
*Nunca dije lo siento.*
*Al tocar mi pecho, seguías ahí.
Te sentí en mi mano.
Decidí seguir.*
Hoy, me encontró en la tina,
se paró detrás de mí.
Me dio un abrazo profundo.
Se me instaló aquí.